Uniendo el maletín retro de Avianca con sus Boeing 720 y 727

Con la maravillosa idea de los maletines de aviación retro de Camilo, por fin sacié mis ganas de poseer al menos una réplica de aquellos bonitos maletines que las aerolíneas entregaban a sus pasajeros.

Tiempo después tuve la oportunidad de visitar nuevamente dos de los raros ejemplos de aviones conservados en condición de museo que existen en nuestro país: los Boeing 720 y 727 de Avianca que se encuentran en el Museo de los Niños y el Parque Salitre Mágico, respectivamente, en Bogotá.

Así que con el maletín en mi poder, llegué de nuevo a disfrutar del raro placer de entrar a estos viejos y maravillosos aviones y fue irresistible la tentación de unir de nuevo a dos viejos amigos que se vieron las caras hace más de dos décadas: el avión y el maletín.

Eso sí, la experiencia tuvo, como siempre, los pequeños ingredientes curiosos y graciosos que no es raro encontrar de parte de quienes administran estos aviones.

Antes que nada, vale resaltar el valor del solo hecho de mantenerlos en las condiciones en las que se encuentran, acto que de por sí es sumamente loable en nuestro país, en donde es raro encontrar casos de aviones tan bien preservados, al menos por parte de empresas privadas.

En el Boeing 720, HK-749, que se encuentra en el Museo de los Niños la experiencia es bastante buena. Aunque el avión está exhibido sin turbinas y con unos instrumentos en la cabina que claramente no son los originales, el resto está bastante bien cuidado, especialmente la primera mitad, donde es posible aún sentarse en las sillas de primera clase y ver el decorado de las paredes con imágenes alusivas a las tradiciones indígenas de nuestro país.

Un verdadero viaje en el tiempo al detallar los controles para el entretenimiento a bordo que cada silla tiene en un costado o los avisos de prohibido fumar y abrochar el cinturón de seguridad de los paneles superiores.

Y allí, como retornando a sus orígenes, el maletín.

La segunda mitad del avión es un pequeño museo de la historia de Avianca y algo muy positivo es que el avión y este pequeño museo aún no están actualizados al tiempo actual de la aerolínea y en cierta forma ojalá nunca lo estén, ya que los colores originales del avión son, tal vez, su más preciada característica.

Unos metros más hacia el occidente se encuentra el Boeing 727, HK-3480, preservado en el Parque Salitre Mágico. La buena experiencia anterior en el Boeing 720, se derrumba un poco al llegar a este 727, comenzando por su exterior, en el que los colores actuales de Avianca adornan el avión; un completo y total descalabro histórico, pero por lo menos el avión existe y está conservado.

Una pequeña fila antes de entrar y las ya conocidas palabras de “no está permitido el uso de cámaras fotográficas ni celulares dentro del avión” por parte de la guía, según ella, porque es un avión que aún opera en otras partes.

Sigo sin entender el argumento de seguridad que un operador como el parque Salitre Mágico arguye con el fin de prohibir la toma de fotografías dentro del avión.

En mi opinión es una prohibición absolutamente ridícula y sin sentido, pero no habiendo otra opción decidí abstenerme de intentar alguna foto decente.

A diferencia del 720, la cabina de este 727 está en muy buenas condiciones, sin embargo el interior de la cabina de pasajeros no es tan llamativo como en el 720, aunque las sillas, los paneles superiores y el aspecto general del avión es de destacar.

Sentarse a “disfrutar” del video que exhiben en el avión, es otra pequeña experiencia que hace de la visita algo un poco risible. Muchas fotos tomadas de Internet sin crédito alguno a sus autores, muchas fotos equivocadas, datos erróneos, etc., hacen que el video realmente carezca de un valor histórico apreciable.

Y en un momento de debilidad el maletín terminó en la silla y otra foto para el recuerdo. Nuevamente dos viejos amigos que se unieron luego de muchos años.

Agradecimiento especial a Kosta.